El 21 de marzo se celebra el día mundial de la poesía y pensamos que la mejor manera de celebrarlo es compartiendo nuestros poemas "especiales". ¿Nos enseñas los tuyos?
3 comentarios:
Anónimo
dijo...
Cuando en la noche te envuelven las alas de tul del sueño y tus tendidas pestañas semejan arcos de ébano, por escuchar los latidos de tu corazón inquieto y reclinar tu dormida cabeza sobre mi pecho, diera, alma mía, cuanto poseo, ¡la luz, el aire y el pensamiento!
Cuando se clavan tu ojos en un invisible objeto y tus labios ilumina de una sonrisa el reflejo, por leer sobre tu frente el callado pensamiento que pasa como la nube del mar sobre el ancho espejo, diera, alma mía, cuanto deseo, ¡la fama, el oro, la gloria, el genio!
Cuando enmudece tu lengua y se apresura tu aliento, y tus mejillas se encienden y entornas tus ojos negros, por ver entre sus pestañas brillar con húmedo fuego la ardiente chispa que brota del volcán de los deseos, diera, alma mía, por cuanto espero, la fe, el espíritu, la tierra, el cielo.
Como se arranca el hierro de una herida su amor de las entrañas me arranqué, aunque sentí al hacerlo que la vida me arrancaba con él!
Del altar que le alcé en el alma mía la Voluntad su imagen arrojó, y la luz de la fe que en ella ardía ante el ara desierta se apagó.
Aún turbando en la noche el firme empeño vive en la idea la visión tenaz... ¡Cuándo podré dormir con ese sueño en que acaba el soñar!
***********
Su mano entre mis manos, sus ojos en mis ojos, la amorosa cabeza apoyada en mi hombro, Dios sabe cuántas veces con paso perezoso hemos vagado juntos bajo los altos olmos que de su casa prestan misterio y sombra al pórtico. Y ayer..., un año apenas, pasado como un soplo, con qué exquisita gracia, con que admirable aplomo, me dijo al presentarnos un amigo oficioso: «Creo que en alguna parte he visto a usted» ¡Ah, bobos, que sois de los salones comadres de buen tono y andabais allí a caza de galantes embrollos; qué historia habéis perdido, qué manjar tan sabroso para ser devorado sotto voce en un corro detrás del abanico de plumas y de oro! (...) ¡Discreta y casta luna, copudos y altos olmos, paredes de su casa, umbrales de su pórtico, callad y que el secreto no salga de vosotros! Callad; que por mi parte yo lo he olvidado todo: y ella..., ella, no hay mascara semejante a su rostro.
3 comentarios:
Cuando en la noche te envuelven
las alas de tul del sueño
y tus tendidas pestañas semejan
arcos de ébano,
por escuchar los latidos de tu corazón inquieto
y reclinar tu dormida
cabeza sobre mi pecho,
diera, alma mía,
cuanto poseo,
¡la luz, el aire
y el pensamiento!
Cuando se clavan tu ojos
en un invisible objeto
y tus labios ilumina
de una sonrisa el reflejo,
por leer sobre tu frente
el callado pensamiento
que pasa como la nube
del mar sobre el ancho espejo,
diera, alma mía,
cuanto deseo,
¡la fama, el oro,
la gloria, el genio!
Cuando enmudece tu lengua y se apresura tu aliento,
y tus mejillas se encienden
y entornas tus ojos negros,
por ver entre sus pestañas
brillar con húmedo fuego
la ardiente chispa que brota
del volcán de los deseos,
diera, alma mía,
por cuanto espero,
la fe, el espíritu,
la tierra, el cielo.
G.A.Bécquer.
El meu país català
Un romà ens dóna el nom.
Un comte, la bandera.
Un pacifista, la lletra.
Al crit del nostre cor,
la nostra terra hem guanyat.
I com ningú l'hem defensat.
Per camins bruts i polsosos
ens han sortit bandolers,
que volien sobreviure, res més.
I si no és amb la veu
ha estat amb la paraula
que la llengua ha estat revifada.
I de punta a punta som lliure.
Del Puigmal al Montsant.
De l'Empordà a la Vall d'Aran.
I aquest és el meu país,
que conserva el seu tarannà
perquè és el poble català.
Como se arranca el hierro de una herida
su amor de las entrañas me arranqué,
aunque sentí al hacerlo que la vida
me arrancaba con él!
Del altar que le alcé en el alma mía
la Voluntad su imagen arrojó,
y la luz de la fe que en ella ardía
ante el ara desierta se apagó.
Aún turbando en la noche el firme empeño
vive en la idea la visión tenaz...
¡Cuándo podré dormir con ese sueño
en que acaba el soñar!
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Su mano entre mis manos,
sus ojos en mis ojos,
la amorosa cabeza
apoyada en mi hombro,
Dios sabe cuántas veces
con paso perezoso
hemos vagado juntos
bajo los altos olmos
que de su casa prestan
misterio y sombra al pórtico.
Y ayer..., un año apenas,
pasado como un soplo,
con qué exquisita gracia,
con que admirable aplomo,
me dijo al presentarnos
un amigo oficioso:
«Creo que en alguna parte
he visto a usted» ¡Ah, bobos,
que sois de los salones
comadres de buen tono
y andabais allí a caza
de galantes embrollos;
qué historia habéis perdido,
qué manjar tan sabroso
para ser devorado
sotto voce en un corro
detrás del abanico
de plumas y de oro!
(...)
¡Discreta y casta luna,
copudos y altos olmos,
paredes de su casa,
umbrales de su pórtico,
callad y que el secreto
no salga de vosotros!
Callad; que por mi parte
yo lo he olvidado todo:
y ella..., ella, no hay mascara
semejante a su rostro.
G.A.Bécquer
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