jueves, 16 de abril de 2009

Deja que te cuente...

¿Te gusta escribir?, ¿eres de los que pasan horas y horas inventando historias?, ¿quieres compartirlas con nosotros?, ¿te atreves?...

14 comentarios:

Anónimo dijo...

PRÓLOGO

Lo que te voy a contar ahora, no se lo he contado nunca a nadie. No quiero que te sientas especial, afortunado o torturado por lo que te voy a decir. Sólo quiero confesarme antes de que de entre mis labios se escape el último suspiro. No, no te alteres. Aunque no tengo fuerzas para terminar lo que en su día empecé sí las tengo para pedirte la ayuda necesaria para que me acompañes hasta al final de esta funesta historia y para que sepas como debes continuar el legado que pretendo dejar.
No quisiera verte sufrir en alguna ocasión por haberte encargado esta labor, pero eres el primero que me viene a la mente cuando sé que necesito a alguien para que me entienda.
Lo que voy a pedirte no es agradable ni fácil, nunca pensé que lo fuera, más es algo que deseo con todo fervor lograr.
Si supiera que no eres capaz de conseguirlo o de ni siquiera intentarlo, no te lo pediría a ti, amor, pero estoy completamente segura (no lo he estado más en mi vida) de que tú puedes, por fin, terminar con mi dolor y así yo descansar en paz.
Sé que quieres saber de que se trata, pero espera a que te lo relate con mis propias palabras y que te explique adecuadamente de lo que trata esta terrible pero a la vez hermosa historia.
No sé como empezar a describirte lo que he pasado hasta ahora, y que si no es por ti, jamás habré logrado salir de ello.

No quiero asustarte con falsas palabras ni vagas ilusiones, pero ten en cuenta que esto puede ser el principio del final o el final de todo. Nosotros no lo decidimos, son nuestros actos quién lo hacen y las consecuencias de ello son las que nos llevan por diferentes paisajes.
Perdóname, por tardar tanto en explicarte lo que debes hacer, pero deseo prevenirte de lo que puedes encontrarte por este largo y tortuoso camino que vas a emprender y del que, quizás, como yo, nunca puedas volver.
Verás cosas que ni en tu imaginación figurabas y conocerás los secretos más oscuros que habitan en el más herido de los corazones humanes.
Y solo cuando sepas lo que te mando a buscar, podrás comprender porqué ésta búsqueda es la que el hombre inicia cuando empieza a tener uso de razón y que por mucho que anhele encontrar jamás podrá llegar a saber que siempre ha estado allí, porque gracias al tesoro más ansiado por todos ellos están aquí.

Amor, cuando emprendas este viaje, vigila tus pasos, jamás duermas en las sombras y busca siempre esa luz que te guiará desde el más allá, pues yo ya no estaré junto a ti para seguirte en tu odisea personal.

Ahora, prevenido como estás, es conveniente que sepas de qué trata todo esto que te tengo que decir, y que cuando logres encontrar, será demasiado tarde para poder disfrutar.
Busca, aunque yo no esté, tu tesoro.


- Si es demasiado corto, lo puedo continuar, ya me diréis algo :)

L.

Dulces sueños dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Dulces sueños dijo...

No sé si os va a gustar, pero si no liga con la historia que empezó Laura puedo cambiarla :)

Por aquél entonces, yo aún era una inocente niña, y mis deseos se limitaban a tener pan con chocolate cada día a las seis de la tarde y jugar con mis amigos y muñecos (los últimos estaban todos decapitados).
También dibujaba un montón, me pasaba tardes retratando unos monstruos grasientos y sangrientos en el papel, y a veces me animaba y también dibujaba a sus víctimas.
Y me encantaba pasear por el prado y arrancar florecillas, y luego pisarlas hasta hacerlas mil pedazos. Un día de éstos, una señora mayor me vio, y me dijo que estaba muy mal eso que hacía, y que se chivaría a la policía de que era yo la que mataba a aquellas indefensas criaturas, a no ser que me limitara a pisar sólo siete. Me dijo que si pisaba tan sólo una más, moriría yo. Pensé: “¡anda, una radical de Greenpeace!”, y pisé una flor en su honor. Pero no era tan simple como eso.
Seguí pisando florecillas, siete cada día.
Hasta que un día, mi vida cambió.
El día después de una de mis salidas al campo, se anunció por las noticias un terrible atentado, en el que murieron siete personas. El número siete me llamó la atención. Yo había visto una serie que se llamaba “Death Note”, en la que un chico (muy guapo por cierto) tenía una libreta en la que podía apuntar el nombre de las personas que quisiera que murieran, y al cabo de unos segundos su muerte se producía. Por un momento se me ocurrió que pudiera ser más o menos lo mismo pero con flores, pero descarté la idea enseguida. Demasiada imaginación.
Aún así, al día siguiente, pisé sólo cinco flores. Al anochecer, miré las noticias con mi madre. En Estados Unidos había entrado un chico con una pistola en un instituto y había matado a tres alumnos y un profesor. Cuatro personas. Bueno, al fin y al cabo, era una tontería.
Pero a la mañana siguiente, mientras escuchaba música por mi emisora de radio favorita, en las noticias de las ocho anunciaron el suicidio del asesino del instituto. Dos horas después de que entrara en el instituto, al ver que lo estaban a punto de pillar, se había metido un tiro entre ceja y ceja. Cinco víctimas. No me lo creía.
Por la tarde me fui al campo. Pisé otras siete, esta vez con más furia que nunca, y me senté. Estuve pensando un rato… pero me aburría. Me levanté con la intención de irme a escuchar Marilyn Manson a mi casa, pero vi que me había sentado encima de una flor. La octava del día. “Estoy muerta”, pensé. Pero me reí. La verdad es que me salió una risilla muy histérica. Y entonces llegó la abuela. Me dijo que sabía que la había pisado por accidente, pero que el destino no se podía cambiar. Yo iba a morir, pero al cabo de diez años. A no ser que encontrara un tesoro que me iba a salvar la vida. Tenía que encontrarlo con la ayuda de un acertijo, y había dos pistas que atrasarían el momento de mi muerte. Yo ya había encontrado a una, te había encontrado a ti, y sin saberlo me habías dado una porción de vida, dos años y medio más.

Ahora tengo diecinueve años… y creo que ha llegado mi hora.
En estos años mi vida ha dado un giro de ciento ochenta grados, y me encuentro en mi lecho de muerte, mirándote, amor, y queriéndote hasta el final. Sólo te pido que, aunque no encuentres el tesoro y me salves, encuentres la segunda pista y puedas salvar al niño que llevo en mis entrañas. Si puedo escoger un momento de morir, prefiero morir con él en brazos y contigo al lado antes que teniéndolo dentro de mí y quitándole el derecho de vivir.

Anónimo dijo...

Que criaturicas más retorcidas! Ay que ver la sangría que montais con una plumica... :D

Anónimo dijo...

Nunca pensé en el dia de mi muerte, pero parece que estaba mucho mas cerca de lo que imaginaba.
Nunca pensé lo rápido que puede pasar una vida y lo poco que llegas a valorarla, ahora me doy cuenta de lo estúpida que he sido durante este tiempo, pensando solo en como vivir una rutina aburrida. Es increíble como puede camniar tu vida de un momento a otro solo porque una persona lo decida por tus actos. De todos modos tan solo una pista puede volver acambiarlo todo, y permanecer cerca de los seres a los que mas quiero y el que está por llegar.
Nose por donde empezar la búsqueda, ¿quién podría ayudarme?, ¿cómo?...
Me encontraba tumbada, en mi cama, confusa. No sabía lo que era real y lo que era fantasía.
Escuché un tono agudo que provenía de la planta baja, era el teléfono, el único de la casa. Aturdida, contesté. Una voz suave pero a la vez firme me habló: preguntó por mí, el por qué no había acudido a la cita. Entonces relacioné su voz, mi amor. ¡Cierto! Olvidé la cita, quedé con él en el café, para hablar sobre nosotros y el destino que nos esperaba. Le reproché que como podía preguntarme por eso tan insignificante cuando mi vida y la del ser que llevaba dentro dependían de una sola pista y que, a través de ella, encontrar nuestra salvación. Él refunfuñó, "¿Qué dices?", suspiró, dijo que estaba cansada y que debía descansar, que lo que decía no tenía sentido. Me extrañé, ¿cómo no recordaba nada?, era imposible, él sabía todo lo que ocurrió y ocurria, es mas, él es mi primera pista.
Sin ser consciente de mis actos colgé el telefono sin despedirme y me retiré de nuevo a mi habitación, no encendí la luz, la oscuridad me parecía apacible en ese momento.
Escuché un ruido, alguien estaba pisando el suelo de parquet de mi habitación... ¿Quién...? Estaba oscuro y no veía nada. Abrí los ojos y, seguidamente, la luz.
¡Menudo susto! La abuela de las flores me miraba con una sonrisa aterradora y misteriosa, me advertía mi poco tiempo de vida.
Mi corazón latía profundamente, fue un sueño, pero la verdad, bastante real.
Otra vez ese sonido agudo... El telefono... Contesté. Un segundo, ¿otra vez?, ¿la misma pregunta?, ¿la misma persona? ¿Cuál es mi vida real?, ¿¡Qué me está pasando!?

Alícia y Ana

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Despierto. Nada siento. Está oscuro y huele a velas... Dónde estoy? Quizás en el limbo de los desdichados; de los asesinados por los hados extraños.
A poco mis ojos se acostumbran al manto oscuro del aire y lo traspasan. Qué sitio más raro... Es una cueva, quizás. Es un sueño, talvez. Nada es real, nada lo es. Yo, muerta por un vegetal del azar? Acabada mi vida por las paparruchas de una vieja? Maldita vieja... Rumor de gotas, humedad vecina. Será una cueva? Pasa un viento helado y... Duermo, estoy cansada. Hielo en mis sueños. Sueños en sueños soñados. Porciones de sueño helado...
Claka! Ruido fuerte. Otra vez en mis ojos: la alerta. Mengua el sueño y el miedo acrecienta: no es una cueva mi lecho.

Anónimo dijo...

Me gusta :)

Anónimo dijo...

No liga con la historia...

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

¿Que haces? ¿Centrate no? No pongas comentarios que no tengan nada que ver...

Anna i Alícia
(El anterior tambien es nuestro)

Armando Guerra dijo...

Niñas, esto no es un foro. Si teneis algo que decir, se lo decís a vuestra profesora o al compañero en cuestión en clase. Pero sois vosotras quién os salís de tema.

Envidia cochina diría yo. Además, empezáis exactamente igual que la película de Crepúsculo, me parece... no tenéis imaginación?

Laura dijo...

La gente se aburre mucho por aquí, ¿no es verdad?
Se trata de continuar una historia ya empezada, pero con el punto de vista que tú quieres o como más te apetece.
Si no gusta, es problema del lector y no del escritor, quién sólo pretende dejar la huella de lo que ha escrito.
Al fin y al cabo, tiene que gustar al que escribe y no al que lee... Porque leer sabemos todos pero escribir muy pocos.

Anónimo dijo...

Que sí, que sí...
Tú lo has dicho: "ESCRIBIR MUY POCOS".